“Un trauma”, así describe Dylan Gunnels, defensor de las personas LGBTI, los intentos de cambiar su sexualidad. Hace unos días relató su experiencia a un concejo municipal de Columbia, capital de Carolina del Sur.
“Cuando obligas a alguien a reprimirse de ser quien, eso no es libertad, eso no es evangelio”, dijo.
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Al menos 90 ciudades, condados y otros municipios tomaron medidas contra la controvertida práctica de las ‘terapias de conversión’, que intentan cambiar la orientación sexual o la identidad de género.
El pasado 4 de mayo, el concejo municipal de Columbia aprobó una ordenanza que ilegaliza “la provisión de terapia de conversión o terapia reparativa a un menor”.