Brandon y Candace, dos padres de Denver (Colorado), están gastando decenas de miles de dólares para mudarse a Nueva Zelanda en julio. La razón, dicen, es proteger a su hija trans de 9 años, Chase, de los efectos de las políticas del Gobierno de Donald Trump y de un clima cada vez más hostil para las personas como ella en Estados Unidos.
“Cuando creces te enseñan, o te adoctrinan, supongo, que Estados Unidos es la tierra de la libertad y todo eso. Que le quiten los derechos a mi hija por el simple hecho de ser ella misma es repugnante”, se queja Candace, añadiendo que ella y su familia sienten que no tienen “ningún control sobre” su futuro en el país.
Brandon y Candace, que accedieron a hablar con la condición de que no se utilizaran sus apellidos para proteger a su familia de acoso, son una de las cinco familias entrevistadas por NBC News que ya han abandonado o tienen previsto dejar el país como consecuencia de las políticas federales y estatales dirigidas contra las personas trans y la atención médica que reciben.
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Las familias dicen sentir temor a un aumento de la violencia antitrans y a perder el acceso a la atención sanitaria y a documentos de identidad que reflejen sus identidades de género.
Durante el primer mandato presidencial de Donald Trump, muchas personas trans hablaron de abandonar el país, según Sydney Duncan, abogada de Advocates for Trans Equality, el mayor grupo de defensa de los derechos de las personas trans del país. Sin embargo, pocas personas lo hicieron realmente.
El segundo mandato de Trump ha tenido un efecto más inmediato en las personas trans y sus derechos debido a varias órdenes ejecutivas que emitió este año.
Las órdenes, muchas de las cuales están bloqueadas en los tribunales o se han enfrentado a demandas, han prohibido que se destinen fondos federales a hospitales que prestan atención relacionada con la transición a menores, han prohibido que las mujeres y niñas trans compitan en deportes femeninos en escuelas de educación básica y universidades, han impedido que las personas trans obtengan pasaportes que reflejen sus identidades de género y han prohibido a las personas trans el servicio militar.
Pero, aunque cada vez son más las personas trans que deciden abandonar Estados Unidos, Duncan advierte que todavía no se trata de una tendencia generalizada.
“La realidad es que muchas personas trans no tienen recursos para viajar o para escapar de las políticas de esta Administración”, afirmó Duncan.
Brandon y Candace aseguran que sus temores de tener que abandonar el país se hicieron realidad apenas 13 días después de que Trump asumiera el poder.
Fue entonces cuando el equipo médico de Chase en el Hospital Infantil de Colorado les dijo que ya no podía proporcionar atención médica relacionada con la transición a menores de 19 años debido a una orden ejecutiva emitida por el presidente que prohibía que se otorgaran subvenciones de investigación y educación a hospitales que proporcionan dicha atención.
La pareja se sorprendió, en parte porque Colorado se encuentra entre una docena de estados que han aprobado leyes “escudo” destinadas a proteger el acceso a la atención médica para personas trans.
“Se suponía que estaríamos seguros aquí, hasta que nos fuéramos”, dice Candace. “Pero no lo estábamos”.
El hospital reanudó la atención a menores en febrero después de que un juez federal bloqueara la entrada en vigor de la orden, pero Brandon asegura que eso no les dio mucho alivio, en parte porque se espera que la Corte Suprema emita una decisión en las próximas semanas en una demanda contra la prohibición de Tennessee a la atención relacionada con la transición de menores. Esa decisión podría tener un efecto inmediato sobre la validez de la orden ejecutiva de Trump y sobre el acceso a la atención médica para menores y adultos trans en todo el país.
Algunos padres dijeron les a NBC News que si la corte permite que la ley se mantenga, temen que Trump intente declarar que toda la atención de transición para menores es abuso infantil y ordene al fiscal general que investigue a los padres que han sido defensores vocales de sus hijos trans, similar a lo que hicieron los funcionarios republicanos en Texas en 2022.
Trump emitió una proclamación en abril para el Mes de la Prevención del Abuso Infantil declarando a “la siniestra amenaza de la ideología de género” como una de “las formas más prevalentes de abuso infantil que enfrenta nuestro país hoy en día”.
Hasta ahora, Chase no ha recibido ningún tipo de atención relacionada con la transición, aparte de la terapia y las revisiones periódicas en el hospital para controlar cuándo empieza la pubertad. Sin embargo, es probable que se lo plantee en un futuro próximo, y Brandon y Candace afirman que no quieren criarla en un entorno en el que escuche retórica negativa sobre las personas trans por parte de los funcionarios electos.
A Chase le encanta jugar al fútbol y esquiar, y tiene lo que la familia llama una “biblioteca de almohada”: una colección de cuatro o cinco libros debajo de la almohada que leen cuando la acuestan. Chase dice que se siente a la vez feliz y triste por la mudanza, porque no quiere dejar a sus amigos, pero sí quiere probar vivir en un sitio nuevo.
Cuando se le preguntó en una entrevista con sus padres si es consciente de las políticas de Trump con respecto a las personas trans, Chase, quien está en cuarto grado, dijo: “Soy muy consciente de lo que le ha estado haciendo a la gente como yo, y lo que siento al respecto es que lo odio, porque creo que todo el mundo merece tener esas atenciones”.
Brandon y Candace afirman que eligieron Nueva Zelanda porque a Brandon le encantó cuando la visitó hace unos años, es un país respetuoso con el colectivo LGBTQ, sus hijos podrán hablar el idioma, y su forma de vida es similar a la de Denver.
Empezaron a planear la mudanza mientras buscaban trabajo en Nueva Zelanda. El martes, Brandon aceptó oficialmente un trabajo como jefe de ventas en una tienda de Queenstown. En unas cuatro semanas debería tener un visado de trabajo, mientras que los del resto de la familia tardarán otras dos. El visado le permitirá permanecer en el país hasta cinco años y le abrirá una vía hacia la residencia permanente. También proporcionará a Candace un visado de pareja que le permitirá trabajar allí.
La familia saldrá de Estados Unidos y emprenderá 35 horas de viaje hasta su nuevo hogar, el 23 de julio. El empleador ofreció una casa para que la familia se aloje durante seis semanas hasta que encuentren un alquiler.
Cuando Chase se enteró de que Brandon había conseguido el trabajo, rompió a “llorar de felicidad”.
“La escuela termina la semana que viene, y entonces todo se vuelve un poco serio”, relata, añadiendo que toda la familia siente una mezcla de emoción y tristeza por tener que empezar a despedirse de sus vidas en Estados Unidos.
Calculan que el costo total de la mudanza —que también incluye al hermano mayor de Chase, un perro de 40 kilos y dos gatos— será de entre 65,000 y 80,000 dólares. Ese total incluye los boletos de avión de ida para la familia de cuatro (6,000 dólares); los servicios de reubicación para sus tres mascotas, si pueden permitírselas a todas (25,000 dólares), las solicitudes de visa (3,000 dólares), los honorarios de abogados (2,000 dólares) y las pruebas médicas necesarias para la mudanza, que no cubre el seguro.
Candace organizó una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe con una meta de 50,000 dólares, en parte porque, según ella, se sentía mal pidiendo más. El dinero se destinará a los gastos que han pagado con sus ahorros hasta ahora y a lo que necesiten cuando lleguen solo con su ropa, objetos sentimentales y equipo de esquí. Han recaudado poco más de 6,500 y ya han retirado dinero de uno de sus planes de jubilación para cubrir algunos gastos de mudanza.
Con información de: Telemundo
